miércoles, 18 de julio de 2007

Zarpó el primer barco movido por biodiesel


COMODORO RIVADAVIA.- El primer buque pesquero impulsado con cinco mil litros de biodiésel, producido a partir del aceite de microalgas patagónicas y desechos de merluza y calamar, zarpó ayer del puerto Antonio Morán, de esta ciudad. El barco, que pertenece a la pesquera Harengus y probará el rendimiento del biocombustible en altamar, volverá en una semana a Puerto Madryn con los resultados de la experiencia, única en el país. "El buque navegará con un 80% de combustible fósil y un 20% de biodiésel. Se trata de un ciclo combinado. No estamos planteando una competencia con las petroleras, sino que buscamos que el petróleo se estire en el tiempo para que su uso no se centre en la producción de combustibles. Aspiramos a convertirnos en productores de «crudo verde» para el mundo", explicó Marcelo Machín, empresario de Puerto Madryn e impulsor de la iniciativa que desarrolla (en asociación con el estado chubutense) la firma Biocombustibles Chubut. Con 70 toneladas de capacidad de bodega, el barco Codepeca I, de tipo tangonero y langostinero, probará el rendimiento del biocombustible elaborado a partir del aceite de microalgas, una iniciativa que nació en 2004 con el inicio de la formación del Centro de Energías Alternativas de Comodoro, un organismo dependiente del gobierno de Chubut. Emprendiento mixto El biodiésel utilizado para el buque pesquero que zarpó en la mañana de ayer se produjo con tecnología de Biocombustibles Chubut en las instalaciones del Centro de Energías. Según está establecido, "el 9% de los beneficios que surjan de la producción de biodiésel será para la estatal Petrominera y el uno por ciento para el Centro de Energías. Este es un trabajo conjunto que combina a emprendedores privados con el Gobierno, interesado en este proyecto", explicó Machín. Ayer, el barco de 36 metros de eslora, que transporta 20 tripulantes y un observador, cargó 45 mil litros de combustible fósil y 5 mil de biocombustible. El capitán del buque, Luis Poinsot, explicó que "la expectativa en relación con este proyecto es importante. En altamar tendremos que evaluar la potencia y el arrastre del buque utilizando un biocombustible. Nos han pedido que realicemos diversas pruebas con nuestras redes de pesca". La producción de biodiésel tiene en Chubut tres años de historia. Este año, el gobierno de esta provincia firmó un acuerdo con la empresa nacional Oil Fox SA para la producción de biocombustible a partir de microalgas patagónicas. Esta firma, que se alista para asociarse con el estado provincial, organizó desde el Centro de las Energías de Chubut ruedas de negocios con el objetivo de montar una planta de producción cuya inversión estimada es de 19 millones de dólares, que se levantará en San Nicolás y utilizará como materia prima algas patagónicas. Oil Fox SA, por su parte, ya tiene un compromiso de venta de 20 mil toneladas mensuales de biodiésel, un proyecto para el que se afectarán 200 hectáreas en Comodoro destinadas a la construcción de los invernaderos en los que se cosecharán las algas destinadas a la extracción del aceite. En Chubut, el emprendimiento de fabricación de biodiésel está a cargo del empresario Marcelo Machín, quien con el apoyo estatal trabaja en el desarrollo de biocombustibles. "Para la producción que demandaba este buque se montó una pequeña refinería en el Centro de las Energías. El biodiésel que carga combinó un 15% de desperdicios de merluza, un 30% de desperdicios de calamar, un uno por ciento de aceite de microalgas, un 42% de aceite producido a partir de la rosa mosqueta y el porcentaje restante, aceite de cocina", explicó Machín a LA NACION. El buque de la empresa Harengus navegará durante la próxima semana con otra novedad: una depuradora de metabisulfito de sodio, un producto que se utiliza para el tratamiento químico y para mantener bien conservados los langostinos. "Actualmente los desechos producidos a partir de la utilización de estos químicos van al mar. Pero con esta depuradora, se devolverá agua limpia y se evitará la contaminación", explicó Machín. Por Ana Tronfi Para LA NACION

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